Enfermedad de Parkinson
Enfermedad de Parkinson y Ozonoterapia

La Enfermedad de Parkinson fue llamada originalmente “parálisis agitante o temblorosa” por el Dr. Parkinson, médico inglés que la definió por primera vez. Es la segunda causa de demencia en la población mayor de 60 años, por detrás del Alzheimer.

Durante los primeros años de la década de los 60 se descubrió que esta enfermedad se debe al deterioro de las células cerebrales encargadas de dirigir la actividad muscular, mediante la producción de una sustancia llamada Dopamina, a la vez que otro neurotransmisor, la Acetilcolina está aumentado. Esta última sustancia es la responsable de la rigidez y los temblores típicos de la enfermedad.

Las causas pueden ser múltiples, y no están aún bien determinadas. Incluyen factores genéticos, ambientales, tóxicos. Hay trabajos que relacionan el Parkinson con algunos pesticidas. En su origen y desarrollo es fundamental el estrés oxidativo que produce un envejecimiento prematuro y propicia la muerte neuronal. En los últimos años, se está haciendo más hincapié en los orígenes tóxicos endógenos y ambientales.

Existen tesis fundamentadas sobre la incidencia de los tóxicos industriales y agroquímicos, apoyadas por el descubrimiento de que la sustancia química MPTP (metilfenitrahidropiridina) es selectivamente tóxica frente a las neuronas productoras de Dopamina.

Las hipótesis del estrés oxidativo en la patogenia de diversas enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, el Alzheimer o la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), sostiene que existe un disbalance entre la formación de radicales libres y los procesos antioxidantes. Numerosos datos bioquímicos e histológicos ponen en evidencia este desequilibrio.

Son diversos los agentes antioxidantes investigados en la enfermedad de Parkinson y se ha postulado incluso que la ingesta de grandes cantidades de antioxidantes puede reducir el riesgo de padecerla o detener su progreso.

El tratamiento con Ozono, debido a su poderoso efecto antiradicales libres es sumamente eficaz en los estadios iniciales, pudiendo obtenerse una mejoría del temblor y la rigidez así como de las funciones cognitivas. En estadios más avanzados, mediante aplicaciones de tratamientos de 15 sesiones seguidas, 2-3 veces al año, se logra detener el avance de la enfermedad. Recordemos que, al efecto antioxidante, se le suma la mejoría orgánica general y cerebral por aumento de la oxigenación.

El número y frecuencia de las sesiones dependerán de la evolución del paciente. En estos casos, aplicamos Ozonoterapia sistémica, por vía rectal o Autohemoterapia Mayor.

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